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El trabajo social hospitalario

Contexto hospitalario

La labor diaria del trabajo social puede desarrollarse en ámbitos muy diferentes, como por ejemplo en un hospital.

Nuestro hospital es bastante grande, ocupa a más de 3.000 personas y cuenta con la tecnología más puntera. Como puede imaginarse, en el hospital confluyen numerosas profesiones distintas. Algunas tienen contacto directo con el enfermo, como médicos, enfermeras, auxiliares de enfermera, celadores, etc. Otros, por su parte, se concentran en la investigación, en la gestión y en la administración. Todos ellos son necesarios y forman parte de una gran maquinaria que trabaja con un objetivo común: ofrecer una asistencia sanitaria de calidad al enfermo, así como una atención y un trato adecuados. Es en este contexto en el que se desarrolla nuestra labor diaria.

El trabajo social es uno de los recursos con los que cuentan los hospitales cuyo ámbito de acción es el social. Quienes no conocen nuestro trabajo nos preguntan a menudo en qué consiste y, si a veces no resulta fácil explicar la propia labor, aún resulta más difícil en nuestro caso, dado que se trata de un ámbito amplio y de una tarea poco conocida. Quizá por ello los trabajadores sociales en numerosas ocasiones debemos explicar en qué consiste nuestro quehacer.

En general, la gente acude al hospital porque tiene problemas de salud. Algunas personas van a consulta, pero otras quedan ingresadas. Nosotros trabajamos con éstas últimas. Resulta fácil imaginar lo que supone una situación así. Como mínimo, constituye un cambio en la vida diaria del paciente y, por supuesto, si el problema de salud es grave, entonces hay dolor, preocupaciones, deseos, oportunidades, miedos, esperanzas, etc. Cuando no gozamos de buena salud cambiamos, nos ponemos a las órdenes de otros, nuestro proceso curativo está en manos de otros. Algunos enfermos salen adelante, pero otros no. Sin embargo, incluso cuando la curación no es posible, hay que cuidar al paciente del mejor modo posible. Para ello, el material y los equipos de los hospitales deben funcionar perfectamente, siempre escuchando y teniendo en cuenta al paciente.

Trabajo social

La sociedad cuenta con un sistema de bienestar cuyo objetivo es satisfacer las necesidades educativas, sanitarias y de servicios sociales de los ciudadanos.

El trabajo social hospitalario forma parte de dicho sistema. Si bien nuestro ámbito de acción es el sanitario, para llevar a cabo nuestra labor necesitamos servicios sociales y viceversa. En nuestro trabajo, nos encontramos con distintas circunstancias que surgen a raíz de problemas sanitarios, pero no debemos olvidar que los ingresos hospitalarios son temporales, aunque en ocasiones sus consecuencias sean definitivas. Debemos tener en cuenta que la OMS1, en su definición de salud, indica que hay que entender el término en su sentido más amplio, incluyendo la salud física, mental y social.

Para ponernos en marcha, en el hospital basta con que un médico, una enfermera o un auxiliar de enfermería nos llame para notificarnos un nuevo caso. Cabe destacar que en ocasiones son los mismos pacientes o sus familiares los que acuden a nosotros. Tras recibir dicha notificación, nos reunimos con el médico o la enfermera correspondiente y les solicitamos información sobre quién es el paciente, cuál es su diagnóstico y su pronóstico y cuánto tiempo deberá permanecer ingresado en el hospital. Esos datos nos resultan imprescindibles y marcarán el tiempo que tenemos para trabajar con un paciente determinado, ya que nuestra labor finaliza cuando recibe el alta médica.

Como puede observarse, el trabajo social hospitalario está muy vinculado al alta médica, puesto que ésta marca el plazo en el que debemos agotar todos los trámites y recursos posibles. En los hospitales, a menudo surgen "circunstancias sociales adversas" que, en opinión de médicos y enfermeras, justifican nuestra intervención. En cada caso, se realizan una valoración y un diagnóstico sociales basados en el análisis de las carencias y las necesidades existentes, para luego pasar a la definición de las acciones que deben ponerse en marcha. Normalmente, después de este proceso sabemos qué necesita un paciente determinado, qué necesita su familia y qué se puede hacer al respecto.

Las circunstancias que podemos encontrar en los hospitales son muy variadas. A veces surgen situaciones nuevas como consecuencia de una enfermedad determinada. En esos casos, el planteamiento es saber qué hacer de cara al futuro, cómo enfrentarnos a esa nueva situación, con qué medios y con qué mediadores. La mayor parte de las veces hay que modificar el modelo de funcionamiento anterior para adaptarse a las nuevas circunstancias. En otras ocasiones, sin embargo, las circunstancias no son nuevas: hasta entonces han resultado útiles y se han adaptado a la vida del paciente, pero la falta de salud acentúa las carencias pre-existentes y exige una reorganización de las mismas.

El trabajo de los servicios sociales resulta imprescindible para llevar a cabo esa reorganización. Tras realizar una valoración y un diagnóstico social, remitimos al paciente a otros servicios y recursos. Actualmente, los recursos del sistema sanitario y de los servicios sociales pueden dividirse en tres tipos:

· De ámbito sanitario: hospitales, centros de estancias intermedias y centros sanitarios de primer nivel.
· Centros de ámbito sociosanitario.
· Recursos de los servicios sociales: servicio de asistencia a domicilio, estancias temporales y residenciales.

Por lo tanto, el servicio social hospitalario tiene mucho que ver con la organización de dichos recursos y resulta muy importante a la hora de coordinarse con el resto de trabajadores sociales. Asimismo, queremos ser un referente para pacientes y familiares durante los ingresos hospitalarios, ya que la enfermedad puede modificar nuestra perspectiva y nuestra capacidad de enfrentarnos a las dificultades. Por esa razón, nuestra tarea consiste en aportar un enfoque activador y objetivo tanto a los profesionales sanitarios como a los pacientes y a sus familias, sin olvidar nuestro papel como vínculo entre el ámbito sanitario y el social.

Como hemos indicado anteriormente, debemos recordar siempre que la situación de las personas que se enfrentan a problemas de salud no es habitual para ellos ni para sus familiares. La noticia de que padecemos una enfermedad nos suele coger desprevenidos la mayoría de las veces y suele tener consecuencias en nuestro entorno, en nuestra familia, en el trabajo, etc. Desde mi experiencia, he aprendido que los enfermos pierden de alguna manera su función en la sociedad porque tanto la sociedad como el sistema sanitario los sitúan a otro nivel y les adjudican otro estatus: el de enfermos. Parece, por lo tanto, que ser persona y ser enfermo no son cosas que se encuentren al mismo nivel.

Si el individuo es el eje y el objetivo principal de los sistemas de bienestar, quienes trabajamos en este ámbito debemos aunar esfuerzos para avanzar tanto en el sector sanitario como en el social. Debemos aunar esfuerzos para satisfacer las necesidades del individuo en su conjunto y, al mismo tiempo, fomentar la gestión eficaz que la sociedad está demandando.

Para ello, debemos elaborar políticas basadas en el consenso y generar espacios comunes entre las distintas instituciones, sistemas y ámbitos. Todo ello resulta imprescindible para dar una respuesta adecuada a los retos a los que nos enfrentamos actualmente y para ofrecer el mejor sistema posible a quienes hoy lo necesitan.

1es.wikipedia.org/wiki/Salud

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